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Letras y Fotografía # 58 – Ed Van der Elsken

ED VAN DER ELSKEN

Por I.M.
Alumno del Curso Avanzado de Fotografía Blackkamera

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Fotografía documental y subjetiva, impúdico, Amsterdam-París-Tokio, fotógrafo-cineasta, aventurero, blanco y negro, jazz. Es la lluvia de sustantivos y adjetivos con la que se podría retratar a base de letras a Ed van der Elsken.

Ed van der Elsken (Amsterdam, 1925-1990) es a menudo descrito como el “enfant terrible” de la fotografía holandesa. En sus diversos trabajos (principalmente en blanco y negro) trató de retratar las tribus de cada lugar y cada época: desde el underground parisino de los años 50, hasta el ambiente más callejero del Amsterdam de los años 60 y 70. Son documentos gráficos de unos jóvenes rebeldes, diferentes, en una época de soñadores. Muchas de sus fotos están protagonizadas por su musa, Vali Myers, bailarina y artista que tuvo una gran influencia en varios creadores de la época.

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No quería ser un mero observador objetivo. Antonio Muñoz Molina escribía en el diario El País en relación a una exposición del fotógrafo “Cartier-Bresson tiene una furtiva elasticidad de carterista, alguien que ve algo y saca la cámara, dispara en un instante, vuelve a guardarla… …Ed van der Elsken no pasa de largo, no esconde su presencia.” De hecho, el propio van der Elsken aparecía en varias de sus propias fotografías junto a las personas con las que se relacionaba y retrataba (intelectuales, personajes bohemios, extravagantes). Algunas de esas fotografías eran de desnudos, sin ningún cariz pecaminoso, y sí con una curiosa mezcla de sensualidad, felicidad y naturalidad.

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Es más, preparaba sus imágenes callejeras. Tomaba notas en el cuaderno que le acompañaba en sus viajes, dibujaba… Investigaba la luz y el movimiento… Y pedía a muchos de los protagonistas que iba a inmortalizar que le acompañaran en la construcción de la escena.

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Viajó a Japón en un sinfín de ocasiones. Retrató los ambientes de los diferentes barrios de Tokio, en diferentes épocas. En sus instantáneas captó desde parejas enamoradas, hasta yakuzas o transexuales. Las imágenes que tomaba reflejan el casi-intrusismo del fotógrafo. No denotan un asalto fugaz y anónimo, sino un acercamiento con calma. Prácticamente se intuye la sonrisa amable del autor tras la cámara mientras se inmiscuye en las vidas ajenas. Es más que probable que a muchos les lanzara una de sus habituales frases antes de apretar el botón: “Muéstranos quién eres”.

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Van der Elsken es uno de los protagonistas de una época en la que muchos fotógrafos pasaron de ser empleados de una tienda a convertirse en fotoperiodistas, editores y artistas. Entre 1959 y 1960 emprendió un viaje por diferentes lugares del mundo con su segunda esposa. Sufragaron los gastos realizando reportajes para varias revistas. Realizó un libro fotográfico que recogía el viaje, pero le costó mucho encontrar quién lo publicara. El libro, al que quería llamar Crazy World terminó llamándose Sweet Life. Fue uno de los veinte libros fotográficos que llegó a publicar.

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Otra de sus pasiones fue el Jazz. Fotografió el ambiente de diferentes locales nocturnos, retratando a maestros como Ella Fitzgerald o Miles Davis, y reunió su trabajo en otro libro: Jazz. Intentó traducir los sonidos y melodías a imágenes, de manera que las notas sostenidas de instrumentos de metal eran horizontales, y las verticales aludían a las teclas del piano. Ver de manera continuada las fotografías de su colección de jazz te transporta al ambiente que se vivía en un oscuro garito de música, con conciertos trepidantes en una sensación grupal de euforia transgresora.

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Ed van der Elsken también se interesó por el cine. En sus viajes, además de tomar fotografías, filmaba. Realizó varios documentales, pero la mayor parte de su trabajo audiovisual fue experimental. Gracias a muchas de sus grabaciones se puede saber cuál era su tipo de relación con las personas que grababa o fotografiaba. Son grabaciones con una estética claramente voyeurista, pero que al mismo tiempo demuestran el descaro con el que se relacionaba directamente con los sujetos que le llamaban la atención.

Captura

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Así veo yo a este fotógrafo que no tenía miedo a mostrarle al mundo quién era, entre documental y subjetivo, impúdico, que vivió por todo el mundo, entre Amsterdam, París y Tokio, que además de fotógrafo quería ser cineasta, y que amaba la aventura, el blanco y el negro, y el jazz.

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