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LF # 106 Piedad Isla. La fotógrafa poética

Piedad Isla. La fotógrafa poética

Letras y fotografía de Reyes Sanmartin, alumna del Curso Anual de Blackkamera

Piedad Isla. Fotógrafa y etnóloga, nacida en Cervera de Pisuerga, diciembre 1926 – Madrid, noviembre 2009. Documentó la vida de la montaña palentina. Corresponsal en la Ag. EFE, El Norte de Castilla y El Diario Palentino. Su obra ha sido expuesta en PHotoESPAÑA 2020

En la muestra expositiva había imágenes populares del norte de Castilla, un chamarilero, un cabezudo montado en bicicleta, mineros en su vida cotidiana, unos quintos ya ancianos, la modista o la señora Quica con un manojo de leña, niños, etc…..

El análisis de tres reportajes de los años cincuenta permite concluir que la mirada de la fotógrafa de la Montaña Palentina no dista mucho de la de los precursores del fotoperiodismo durante la posguerra española. Fue una pionera en la conquista de los derechos fundamentales de la mujer en España. Siempre firmó sus reportajes con su nombre, en contadas ocasiones con sus siglas. No existen monografías o fuentes hemerográficas específicas, sino escuetos catálogos expositivos que a modo de homenaje representan un breve apunte sobre su vida.

© Piedad Isla

© Piedad Isla

En Noviembre del  2010, Cristina García Rodero obtiene el Premio Nacional de Fotografía “Piedad Isla”. Profesionales de la talla de Ukalele, Colita y Chema Madoz, también han obtenido el Premio Nacional que lleva su nombre. Ambas han compartido, en distintas épocas, su pasión y su amor por la fotografía y por las gentes que han fotografiado.

“Conocí la obra de Piedad en el laboratorio de Juan Manuel Castro Prieto y quedé impresionada por la calidad de su trabajo, la ternura, la sencillez y la sabiduría con la que fotografiaba”, “es mi maestra sin yo saberlo”

Cristina Garcia Rodero

© Piedad Isla

«Piedad quería hacer algo diferente, “ninguna ley impedía a las mujeres ser fotógrafas”

“En la escuela nos enseñaban a coser. Esto era todo lo que estaba pensado para nosotras casarte y vestir santos. Ese era nuestro futuro.»

«Yo quería hacer algo diferente y la fotografía no era un oficio normal para las mujeres. esta fue la razón por la que decidí hacerme fotógrafa.”

En 1953 Piedad Isla compró con dos mil pesetas una cámara Kodak Retina, de segunda mano para el estudio que abrió en Cervera. Se presentó en Madrid en la casa Kodak y les convenció para que le dieran un crédito en película para poder empezar. Al principio en bicicleta, luego en vespa, y con ¡¡ pantalones¡¡ Iba por los pueblos haciendo fotografías para el carnet, fotos de boda, de primera Comunión, algún difunto para perpetuar su imagen.

En los pueblos se tocaba la campana para anunciar que venía la fotógrafa y era un día especial, casi de fiesta !!!!! que viene la fotógrafa !!!!, decían. Los vecinos de aquellos pequeños pueblos castellanos salían a su encuentro. Si bien es cierto que las fotografías de encargo le daban de comer ella prefería las imágenes más espontáneas, que no estuviesen preparadas.

“Un día estuve en el estadio rodeada de un montón de hombres. Aquel día fui consciente hasta qué punto era poco corriente ver a una mujer trabajando con una cámara. Al salir, la gente me señalaba y comentaban, – ésa es la que estaba haciendo fotos-, pero yo estaba enamorada de mi profesión y nunca pensé en dejarlo”

Piedad sufrió contratiempos, como cuando se le cayó su Rolleiflex desde un puente al río y se dio un buen remojón. Piedad cogió la cámara y se fue a una gasolinera, la secó con la bomba de aire de inflar neumáticos y continuó trabajando”.

Ante la falta de fotografías en ocasiones se las ingeniaba para retratar en la calle con luz natural y una sábana de fondo. Trabajó con una visión vitalista y comprometida, la realidad de la España rural de la postguerra.

© Piedad Isla

En la Isla A Huebra, los vecinos se juntan para trabajos en común, una persona por cada casa, -hombres-, pero si él no podía ir, iba su mujer que debía pagar por realizar la labor. Una vez realizado el trabajo, se repartía la leña, si es el caso, entre todos los participantes. En A huebra la gente hablaba, estaba unida, era una ocasión para compartir problemas o chismes y Piedad Isla estaba para documentar esta vida rural y de campo.

Pertenecer a este entorno rural le ofrecía una mirada única, auténtica y natural, muy al contrario de quienes se acercaban desde las grandes ciudades para reflejar los contrastes de esta vida con la de las capitales. Fotografía de una forma natural, sin preciosismo, pero dotando a sus imágenes de una apreciable cualidad poética.

© Piedad Isla

La espontaneidad de muchas de sus imágenes, le llevaba a interpretar escenas como este grupo de hombres, vestidos de domingo con el párroco sonriendo en la parte posterior de la imagen  ¿de qué estarían hablando?

El gusto de Piedad por la fotografía surge a temprana edad. Con 13 o 14 años, alquilaba la cámara en un bazar del pueblo. Costaba dos pesetas. Piedad comentaba que  en su casa, nunca hubo mucho dinero, pero siempre había revistas y tebeos. Quizás sería eso lo que le atrajo el gusto por lo gráfico”

© Piedad Isla

Hacia 1970, consciente de que se estaban perdiendo las raíces del pueblo por los rápidos cambios en la sociedad, Piedad comenzó a recoger objetos de carácter etnográfico por los pueblos y junto a su marido Juan Torres crea el Museo Etnográfico que lleva sus nombres. Su dedicación a la fotografía le valió numerosos reconocimientos a lo largo de su trayectoria profesional, Además, desplegó en paralelo una intensa actividad como dinamizadora social, filántropa y defensora del patrimonio cultural y de la naturaleza.

© Piedad Isla

© Piedad Isla

Piedad Isla, ha sido el espejo de la memoria de un mundo rural ya desaparecido. Su obra es un trayecto que hunde sus raíces en una tierra de la que muchos han partido en realidad, pero en la que pocos han quedado de verdad.

Reyes Sanmartín.

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