LETRAS Y FOTOGRAFÍA:
ALUMNO CURSO ANUAL BLACKKAMERA: GORKA ARNAIZ
Imagenes: ©Bruce Davidson
Texto: Gorka Arnaiz
BRUCE DAVIDSON
Bruce Davidson (Oak Park, Illinois, 1933) comenzó a interesarse por la fotografía a los 10 años, cuando su madre le instaló un laboratorio fotográfico en el sótano de su casa. A partir de ese momento su visión del mundo dio un vuelco: había encontrado la pasión que le guiaría a partir de ese momento.
Inspirado por autores de la talla de Henri Cartier-Bresson, Robert Frank y Eugene Smith, el trabajo de Bruce Davidson siempre parte de un acercamiento humano, de una curiosidad por la otra persona. Así, durante su servicio militar en Arizona conoció a una pareja de ancianos, John y Kate Wall (94 y 79 años, respectivamente), a quienes visitaba los fines de semana. Sus retratos de “Los Wall” mostraron una visión intimista de la cotidianidad de esta anciana pareja. En aquella serie de fotos Davidson mostró su visión del Oeste, una época que tocaba a su fin y nunca volvería.
© William Klein
En 1956 fue destinado a un campamento militar cerca de París. Allí tuvo dos encuentros transcendentales para su carrera: por una parte conoció al fotógrafo Cartier-Bresson (fundador de la agencia Magnum), y por otra parte creó la serie de “La viuda de Montmarte”. Cada fin de semana se acercaba al mítico barrio bohemio de Montmartré para visitar a Madame Fauché, la viuda de un artista postimpresionista que compartió escena y vivencias con Toulouse Lautrec y Anquetin, entre otros.
De nuevo, el acercamiento de Davidson a la serie “La viuda de Montmarte” mostraba la nostalgia de una época a punto de desaparecer con una sensibilidad excepcional, tanto en la soledad del apartamento de la anciana de 92 años, como cuando la mostraba paseando por los parques de Paris. Son imágenes en un poderoso B/N que, por momentos, parecen ensoñaciones.
© William Klein
Pero por más que su trabajo acabe siendo documental, Bruce Davidson es un fotógrafo que nació haciendo foto de calle, y a las calles volvió en su siguiente gran trabajo: Brooklyn Gang. A finales de los años 50, tras leer noticias sobre las pandillas surgidas en las grandes ciudades en la época de postguerra, contactó con un trabajador social para que le ayudará a acercarse a The Jokers, una las pandillas más peligrosas de Brooklyn (NYC). Davidson se convirtió en un observador diario de una juventud alienada, a la que retrató con el mismo respeto, cercanía y cariño con la que anteriormente retrató a ancianos de otra época.
© William Klein
Aunque puedan parecer trabajos muy diferentes, Bruce Davidson estaba indagando en una misma línea: retratar a algunos de los individuos invisibles de la sociedad del siglo XX desde la empatía y el respeto para mostrar una época que finalizaba, sin juzgar, pero mostrando todas las aristas de los protagonistas, sin condescendencia alguna.
Su siguiente gran trabajo sería uno de los más celebrados: East 100th Street. En el mismo, mostraba cómo vivían las clases más desfavorecidas de Harlem a mediados de los años 60, con toda su crudeza pero siempre desde el respeto y mostrando un lado humano que marcaría su carrera de principio a fin. Para lograr la confianza de las personas que vivían en la zona, Davidson declinó el uso del teleobjetivo a favor de una cámara de gran formato con trípode:
“Quería darle una sensación de dignidad al acto de fotografiar. No quería ser un observador oculto. Quería estar cara a cara con los sujetos a fotografiar”.
© William Klein
La serie “East 100th Street” se expuso en el MOMA de NYC y dividió a parte de la crítica: algunos pensaban que mostraba como algo horrible la forma en que vivían esas personas, mientras que otros críticos pensaban que no lo mostraba suficientemente horrible. Mildred Feliciano, activista de Harlem opinaba en otra dirección:
“Yo solía llevar mi copia de East 100th Street a las agencias de la ciudad para mostrarles cómo vivíamos y qué necesitábamos. Las fotos de Bruce nos ayudaron para llevar un mensaje a nuestro gobierno y a los agentes de la ciudad sobre cómo vivíamos la gente pobre. Estas fotos no sólo son un documento histórico sino que ayudaron a cambiar y mejorar nuestra comunidad”.
Davidson como fotógrafo no busca el momento decisivo, sino la esencia de aquello que retrata. Es por ello que debe acercarse a los sujetos e incluso convivir con ellos para capturar su día a día. Una proximidad no sólo física, sino también emocional
«La fotografía requiere preguntas éticas que deben estar presentes antes, durante e incluso después de disparar. A mí, por ejemplo, nunca me interesó sacar fotos sexys de aquellos adolescentes conflictivos, yo quería saber por qué la sociedad les había olvidado, qué ocurría en sus hogares, dónde radicaba tanta desesperación”.
Sus trabajos en los años 70 (Cafetería Garden: judíos supervivientes), en los años 80 (Metro de NYC, poderoso trabajo en color y con flash) o en los años 90 (Central Park) seguían mostrando a un artista muy potente con ganas de abrir su trabajo en nuevas direcciones.
© William Klein
Podríamos afirmar que Bruce Davidson es un fotógrafo humanista en la más amplia extensión de la palabra. Su obra no ha perdido vigencia, ni fuerza y sigue siendo un testimonio importante de los últimos 70 años. Es un trabajo con alma y un claro sistema de valores.