© Werner Bischof
El 17 de septiembre de 1951, durante su estancia en Tokio, Werner Bischof escribió una carta a Rosellina, su esposa, en la que le decía: » Los árboles son muy exquisitos en Japón. Ya conoces los poemas que hablan del viento que sopla entre las hojas de los árboles. En el centro de la capital, siempre más bulliciosa, he descubierto algunos árboles de impresionante belleza y los he dibujado para ti. No creo que estas gentes dejen jamás de venerar la naturaleza, que pueda llegar un tiempo en que no acojan árboles y flores en sus casas como símbolos de lo que es puro y noble…».
Rosellina se reunió con Werner Bischof en Japón durante tres meses. En ese tiempo, tomó la fotografía de los sacerdotes sintoístas en el santuario Meiji de Tokio. Según confesaría él mismo, de repente corrió y siguió a los sacerdotes. Cuando volvió, le dijo a Rosellina: » ¡Ahora tengo la fotografía de Japón! «.
( Extracto del Libro, Hojas de contacto de Magnum )