Entrevista de la Escuela de fotografía documental Blackkamera a Javier Viver.
Por: David Tijero
Fotografia: David Tijero
“Révélations” de Javier Viver en el Parque Munoa.
El Parque Munoa de Barakaldo acoge, de la mano del festival Baffest, una instalación basada en el fotolibro de Javier Viver “Révélations”, trabajo que se hizo acreedor del premio del Ministerio de Cultura, Turismo y Deporte al Mejor Libro de Arte editado en 2015. Una obra de arte con forma de libro en el que a partir del archivo fotográfico del hospital Salpêtrière de París se construye una sucesión de imágenes descontextualizadas que ofrecen un fascinante recorrido iconográfico por todas las pulsiones que definen al ser humano. En esta entrevista el autor nos desgrana las claves de su proceso creativo y las inquietudes que refleja en sus obras.
Tu trabajo aborda diferentes disciplinas como la fotografía, escultura, creación de fotolibros, ¿es el signo de los tiempos para los artistas contemporáneos el tener que dominar diferentes áreas de la creación artística?
Sí, por una parte es una cuestión personal porque a mí me gusta poder manejar varias disciplinas. Por otra parte, yo creo que hay algo en estos tiempos que lo favorece y es que en muchas ocasiones las herramientas digitales nos han permitido la simplificación en muchísimos procesos técnicos que antes eran costosos y en los que te tenías que especializar. Hoy en día puedes dominar varios medios con más facilidad. Y además existe otra razón y es que cuando no eres capaz de dominar el medio técnico, también puedes trabajar colectivamente con esos artistas que dominan esa materia y funciona como que hay un director de cine con artistas fotografía, con iluminadores, con gente del mundo de la escenografía y al final hay un resultado colectivo que pertenecen en distintas facetas a cada uno que ha formado parte del equipo.
“Las herramientas digitales nos han permitido la simplificación en muchísimos procesos técnicos que antes eran costosos y en los que te tenías que especializar”
¿Podrías explicarnos cómo ha sido el proceso de a partir de imágenes documentales de archivo de un hospital conseguir un objeto de arte?
Digamos que cuando yo me enfrenté con ese archivo, me parecía más interesante la relectura de las mismas y que mi contribución debía ser utilizar esas fotografías para seleccionarlas, secuenciarlas y de esta forma construir una historia con un tipo de lectura en el tiempo que es el paso de las páginas en un libro. Entonces el formato del libro me permitía contar esta historia que yo quería transmitir. Surge por tanto este concepto de fotolibro que es un objeto que se convierte en pieza artística en la que yo trabajo con obras de archivo, es decir, obras que han realizado otros, algo que no presenta conflicto por una parte están los autores de las imágenes y por el otro el libro, como objeto de arte, tiene otro autor siendo en este caso yo.
¿Fueron las imágenes las que te fueron marcando el camino de lo que iba a ser el libro o ya tenías claro desde el principio los temas que querías abordar y las imágenes iban a ser el soporte para ello?
Yo tenía muy claro hacer un libro en el que apareciera lo que en se conoce en la historia de la pintura como el Tratado de las Pasiones, un reflejo de todas las pasiones del alma humana, momentos de euforia, de entusiasmo, de sosiego, incluso de decadencia, aburrimiento,… todo ese fluctuar de las emociones humanas aparece reflejado en la historia de la pintura y especialmente en el retrato y en las imágenes del cuerpo humano, de figura. Todo eso se reflejaba de forma muy intensa en las imágenes de psiquiatría. Era algo que me atraía mucho hasta el punto de ponerme a investigar en archivos históricos y entonces fue cuando me encontré con los de Salpêtrière, que es el primer archivo que se hace, tremendamente enciclopédico y exhaustivo, sobre las enfermedades psiquiátricas. A partir de entonces empecé a componer todo el libro a partir de ese esquema clásico que te encuentras en los museos de pintura o de escultura, que son todo ese desarrollo en el que primero hay una galería de retratos, galería de desnudos, luego te encuentras todo tipo de gestos, de avisos, manos, toda una iconografía de imágenes proféticas, luego entras en otro tipo de gestos de súplica, de ofrecimiento, de agradecimiento, pasando después a lo que sería la pasión y la muerte y por último una última parte en la que aparecen la levedad, los cuerpos en levitación, la resurrección,… este tipo de imágenes.
“Los momentos de fragilidad, las situaciones de sufrimiento. Todo eso forma parte de la vida humana y forma parte también de su atractivo. En todo ese drama está lo genuino del ser humano.”
La revisión e intervención del archivo histórico para dar lugar a nuevas obras parece un campo en auge dentro de la creación visual, ¿qué nos aportan las imágenes del pasado que las que creamos en la actualidad no parecen poder darnos?
Sí, por supuesto que aportan. Depende de qué tipos de imágenes aportan distintas cosas. Por ejemplo, en el caso de las imágenes del Salpêtrière aportan el contexto social en el que fueron tomadas que es muy distinto del actual pero que tiene puntos de coincidencia con el actual. Por otra parte las imágenes del pasado aportan algo que es universal y que pertenece a todas las generaciones, que es el hombre, el ser humano y en ese sentido el proyecto “Révélations” es un proyecto humanista y que presta especial atención a todos esos procesos que se producen en el ser humano y que además conectan de forma muy contemporánea con las situaciones y realidades que se dan hoy en día. Creo que la fotografía tiene esa capacidad de convertirse en algo universal, no solamente porque permite comunicar con gente de muchos distintos lugares sino también con gente de distintas generaciones.
La temática del libro no parecía a priori un tema agradable, las enfermedades mentales siguen siendo una especie de tabú que tiende a ser ocultada. Aquí sin embargo se muestra de forma explícita y causa perplejidad que a partir de algo así se consiga un conjunto que rebosa una belleza tan apabullante.
A mí me parece que las imágenes son bellas sencillamente porque el ser humano es bello. También en su drama y en su fragilidad aparece la belleza. Para mí es muy importante no tener solo en consideración un aspecto de la belleza únicamente desde el punto de vista en el que las cosas aparecen como perfectas, o que tiene más que ver con esa belleza superficial que se queda en lo epidérmico sino que la belleza también está relacionada con lo que sale mal, con lo que no funciona aparentemente, con los momentos de fragilidad, de las situaciones de sufrimiento. Todo eso forma parte de la vida humana y forma parte también de su atractivo. En todo ese drama está lo genuino del ser humano. Para mí es importante no ocultar ese aspecto de la belleza, no dejarla convertida en algo únicamente cosmético.
“Cada lectura enriquece la obra en la medida en el que cada espectador reinterpreta, reescribe esa historia, y en esa confluencia aparecen cosas nuevas”
El trabajo se divide en varias secciones en los que se abordan varios temas y que observados con detenimiento conforman una historia. ¿Al espectador se le va a pedir un esfuerzo en saber construir lo que tiene ante él o el conjunto puede ser interpretado de diferentes formas según quien lo observe?
Ambas opciones son válidas. Por una parte se propone al espectador un recorrido a través de las imágenes en el que se incide en una serie de aspectos y por otra parte, cada lectura enriquece la obra en la medida en el que cada espectador reinterpreta, reescribe esa historia, y en esa confluencia aparecen cosas nuevas. Es siempre la misma obra pero siempre es nueva, tiene nuevas miradas y activa de alguna forma de nuevo todo lo que estaba durmiendo.
Tras la instalación que a partir de imágenes de este libro has creado en el Parque Munoa de Barakaldo, ¿crees que también funcionaría en otro tipo de plataforma como por ejemplo en el terreno de video o ese es un ámbito que no te interesa demasiado?
Sí, vamos a ver, yo creo que hay que tener un cierto cuidado con ello y ese ha sido mi mayor reparo, el hecho de trasladar unas imágenes que estaban pensadas para un libro y que han aparecido reeditadas como libro, tienen ese aspecto doméstico que es el que proporciona ese formato. Llevarlas a otra escala como acabamos de hacer en el Palacio pues tiene una serie de riesgos que es convertir algo íntimo, como es el archivo de un hospital, en algo espectacular, algo que casi se convierta en una atracción circense. Esas son las cuestiones que hemos planteado proponiendo una serie de recursos para intentar que las obras mantengan una cierta intimidad para que no se pierda el respeto que se merecen los sujetos que aparecen en las imágenes. Entonces en cada situación habría que estudiar si es posible hacer o si resulta que destrozas la propia naturaleza del archivo.
“El tratamiento dado a las imágenes me parece que es tremendamente digno y ofrece una cierta esperanza en medio de un contexto que a veces es tremendamente trágico.”
¿Has pensado alguna vez en qué opinarían los retratados en este libro si pudieran verlo?
Sí, la verdad es que es me he planteado esta pregunta en numerosas ocasiones. Si fuera yo el paciente a quien hubieran retratado, mi respuesta es que sí me gustaría porque el tratamiento que han tenido con este archivo, reclaman una visión en la que el recorrido insiste de forma decisiva en la dignidad que tiene el ser humano, con independencia de su situación física o de sus capacidades. Todo lo que incida en la profunda dignidad que se muestra a través de la bellezas de esas imágenes pues me parece a mí que, a pesar de que saques del anonimato unos personajes, pero ese tratamiento me parece a mí que es tremendamente digno y ofrece una cierta esperanza o ese al menos ha sido mi planteamiento, ofrecer esperanza en medio de un contexto que a veces es tremendamente trágico.
