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Erika Ede. Groβe Tropenhaus.

Entrevista realizada por David Tijero.

La fotógrafa y docente en Blackkamera Erika Ede expone estos días en el Photomuseum de Zarautz, Groβe Tropenhaus, un trabajo inspirado en un antepasado que trabajó en el Jardín Botánico de Berlín y que conecta con alguna de las grandes líneas temáticas de su obra fotográfica de carácter más personal.

¿Cómo surge llevar a cabo un proyecto como Groβe Tropenhaus? ¿Era un proyecto que tenías en mente desde hace mucho?
Unos proyectos surgen naturalmente de otros. En mi caso, sobre todo, giran alrededor de mi familia, mis antepasados y, sobre todo, nuestros lugares comunes, los lugares revisitados e imaginados.
Cuando se me ofreció la ocasión de hacer una exposición en el Photomuseum, se me ocurrió la idea de hilar unos temas con otros y ponerlos bajo un título común que los uniera a todos como en un gran invernadero (Große Tropenhaus). 

¿Puede considerarse una continuación de un trabajo anterior tuyo también inspirado en fotografías de archivo familiar como fue “Piel de Lluvia”?

Si, de este proyecto y de otros que se conocen poco, pero en los que he trabajado desde hace años, relativos a Berlín y su Jardín Botánico donde estudió y trabajó mi abuelo de muy joven.

 

¿Cómo hemos de aproximarnos a las fotografías? ¿Queda algún resquicio a la interpretación de lo que en ellas observaremos o una mirada entrenada ha de ser capaz de entender lo que con ellas has querido expresar?

No creo que en esta fotografía haya un deseo o voluntad de “expresar”, sencillamente, expone, muestra a su manera. 
Tampoco me parece relevante lo que interpreta la persona que observa. La fotografía interpreta una sola cosa: La luz. Es como la música al sonido. Es resto es literatura.

 

,,Groβe Tropenhaus” se exhibe en la actualidad en el Photomuseum de Zarautz, ¿es un trabajo pensado para ser mostrado en pared o tienes intención de que acabe también en formato libro?

Hay tres fotos en la muestra que pertenecen ya a un libro, pero se ha creado como proyecto expositivo.

 

¿Hasta qué punto condiciona tu labor profesional como fotógrafa y docente el poder llevar a cabo proyectos personales? ¿Quedan ganas de seguir fotografiando también en lo que se supone es tu tiempo libre?

Libre significa que puedo hacer lo que quiero, ¿no? Pues eso… 

La fotografía es una pasión, no un trabajo. 



¿Cuál sería de todos los pasos que conlleva llevar adelante una exposición el que suele resultarte más complicado? ¿Es obligación del fotógrafo ser capaz de llevar a cabo todos los pasos que levantar una exposición supone o la ayuda externa es imprescindible?

Define “complicación”. Complicado, ¿en qué sentido? Depende de la experiencia y el conocimiento de cada uno. También de las circunstancias que rodean cualquier acto creativo. El diseño de una exposición me parece tan creativo como la fotografía y a nivel conceptual se desarrolla de la misma manera. Su puesta en práctica, en cambio, es meramente una cuestión técnica y de experiencia. 

Depende de la magnitud de la exposición se puede necesitar para la instalación, rotulación, promoción, etc. Cualquiera que no tenga conocimiento o criterio o no disponga del tiempo ni de las ganas, puede contratar un servicio profesional y desentenderse de esta parte. 

 Pienso, sin embargo, que es el criterio del fotógrafo el que debe primar a la hora de decidir cómo quiere mostrar su obra.

¿Será la vuelta a los procesos analógicos la forma en que la fotografía trate de defenderse de las tecnologías basadas en inteligencia artificial de generación de imágenes que últimamente se han popularizado? ¿Corre peligro el valor mismo de la autoría?

Si, pero no para defenderse, sino para recordar lo que es en realidad.
La autoría no es un valor, es un hecho. Sea de una persona o sea el producto de muchas (IA). 

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