La fotógrafa bilbaína y profesora, junto a Ixone Sádaba, del Máster en dirección de proyectos de Blackkamera, Begoña Zubero lleva su trabajo hasta Palermo en una exposición llamada «NEEEV – No es exótica, es vital»
Cuando llega a un área de conflicto por primera vez y tiene un proyecto abierto, además de una gran incertidumbre, las noticias e imágenes de esa realidad generada en los últimos tiempos lo acompañan. También está acompañado por la duda sobre cuál puede ser su reacción y su respuesta ante una existencia que hasta ese momento ha percibido de una manera bastante distante y distorsionada.
Tanto el paisaje como las personas se incrustan con el tiempo, y cuando filtra las primeras emociones llega a la conclusión de que el tiempo es más real, más inminente, más vital, porque a veces el tiempo puede durar un segundo. Paralelamente, tómese el tiempo como historia, una civilización milenaria y sofisticada que ni las repetidas atrocidades ni el mercado del petróleo pueden someter. Pero la civilización no es un concepto abstracto, por el contrario, está delineado por una cultura, por una forma de vida, por una estructura social, y obviamente los arquitectos de esto son las personas que, en su vida diaria, en sus vidas de todos días, construyen historia reciente, en este caso con tenacidad y coraje verdaderamente admirables.
NEEEV es un proyecto llevado a cabo en el Kurdistán iraquí y en Mosul. Dos meses de estadía me permitieron mirar y sentir, observar y conocer esta área del Medio Oriente de una manera real, cercana y directa. Una realidad en la que el componente humano se abre paso más allá de la geopolítica y la propaganda.
NEEEV quiere evitar el exotismo y profundizar en una existencia que en nuestras imágenes occidentales llega distorsionada, sin una visión adecuada de su realidad, de su presente. El momento en que la cámara de Zubero aterriza en Mosul coincide con el comienzo de la reconstrucción de una ciudad que ha sido arrasada, el momento en que la vida cotidiana reaparece tímidamente en medio de las ruinas y sus habitantes recuperan la posesión de los espacios. que son parte de su antiguo pasado.
No es un proyecto puramente documental, aunque en parte esté firmemente basado en este registro; ni siquiera se trata de periodismo fotográfico, a pesar de que nunca he trabajado con material tan vinculado a las áreas de conflicto; Este trabajo pretende ser una interpretación plástica, a través de algunos trabajos audiovisuales, de una realidad muy presente de la cual, aparentemente, llega información infinita, pero que de hecho es muy distorsionada y desconocida. Un caleidoscopio desde el gran angular al teleobjetivo para acercar al espectador al sentimiento de incertidumbre y dualismo de un presente envuelto en una perversa repetición histórica.
Begoña Zubero (Bilbao, 1962). Se formó como fotógrafa en Madrid y Nueva York. Durante su carrera, se movió entre diferentes géneros, desde el fotógrafo realista de espacios urbanos y rayas muertas hasta la experimentación de la abstracción del fotógrafo subjetivo. A partir de sus proyectos, desarrolló un fotógrafo de tesis con un impecable trabajo técnico, formal y estético, en el que la documentación y la investigación le permitieron desarrollar imágenes de gran profundidad intelectual.
La exposición fotográfica de Begoña Zubero se inaugura el lunes 9 de marzo a las 11.30 en el Palazzo Sant’Elia.
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