IAN COLE, «ON THE STREET»
Por Alex Pérez
Alumno del Curso Avanzado de Fotografía Blackkamera
El proyecto «On the street» de Ian Cole es un ejemplo de superación personal a la vez que reivindica atención a las personas sin techo.
«La gente suele sentir pena o reírse de ellos, pero yo quiero recordar que también son personas».
Su vida no fue nada fácil, desde la infancia debido al alcoholismo de sus padres, tras su divorcio, se muda con su madre, de Montana, su ciudad natal, a Oregon. Pasaba gran parte del tiempo con sus abuelos y se evadía de su entorno dibujando.
Hace todo lo posible por entrar en la universidad de Seatle, queriendo huir de su pasado, pero en el tercer año de carrera vuelve a tropezar con él. El alcoholismo le hizo dejar la carrera ya que no podía ni escribir en los exámenes porque estaba demasiado borracho. Se pone a trabajar de cocinero, pudiendo así irse a vivir solo, ya que el alcohol le hacía ponerse violento y hacia difícil la convivencia con otras personas.
“Me gustaría haber tenido una cámara cuando era sin techo”.
Su situación comienza a ser insostenible y deja de pagar el alquiler. Con 20 años comienza a rular por diferentes ciudades intentando huir del alcoholismo. Mas tarde fue a un centro de rehabilitación en la costa este del país donde se enamora de una heroinómana con la que se muda y se engancha a la heroína. «Me convirtió en un animal y me llevo a tocar fondo de verdad». Ingresa en la cárcel por delitos menores y esto le hace replantearse su camino. Al salir consigue desengancharse tras cuatro meses en otro centro cerca de Portland.
“Estuve sin hogar durante varios años. La peor parte fue ser ignorado, mi pobreza fue tratada como una enfermedad contagiosa. La gente ni hablaba ni me miraba. Perdí mi voz. Era invisible”, continua Ian. Ahora, a través de la fotografía “puedo hacer visible a esta población que es activamente evitada e ignorada”.
En 2015 comienza a trabajar como en un centro para adictos como mediador, asegurándose de que no les faltara nada y haciendo cumplir las normas. Al conocer de primera mano la situación de los sin techo crea una empatía directa con ellos.
”Empecé a hacer fotos con el móvil, pero noté que faltaba algo. Así que me compré una compacta y con ella conseguí inmortalizar escenas mucho más íntimas”.
Cuando hace su primera foto queda enganchado a la fotografía. Se dedica a hacer fotografía de calle y retrato, mostrando la parte mas humana de las personas que por diferentes motivos acaban viviendo en la calle.
“Todos los días, después del trabajo, dedico dos o tres horas a la fotografía, en su mayoría retratos y fotografía callejera. Mi objetivo es dedicarme a ella a tiempo completo. La fotografía es mi vida ahora mismo.“
Cuando elige los protagonistas de sus fotografías se ve a él mismo. Conoce sus hábitos, su lenguaje corporal y entiende porque hacen lo que hacen. Al verlos recuerda su pasado y, aunque pueda ser doloroso, le compensa porque «todos ellos conforman una parte demasiado importante de mi historia».