VIVIAN MAIER. La niñera…….la fotógrafa.
Por Víctor Suarez
Alumno del Curso Avanzado de Fotografía Blackkamera
No puedo negar, que desde que conocí la historia de Vivian Maier y su increíble trabajo, ha sido como un amor a primera vista. Quizás descubra con el tiempo otros autores que hagan que Vivian pase en mi cabeza a un segundo plano. De hecho, cada día veo y aprendo de muchos otros que me transmiten genialidad con sus imágenes, pero quien olvida su primer amor? estoy más que seguro, que su historia no deja indiferente a nadie.
Vivian Maier nace en Nueva York en el año 1926 en un entorno familiar complicado, su padre alcohólico los abandona hacia 1930. Vivian y su madre convivieron con Jeanne Bertrand, una prestigiosa y reconocida fotógrafa, y a pesar de la corta edad de Vivian, es posible que de ahí naciera la pasión por la fotografía.
Vivian se ganó la vida como niñera. Introvertida, solitaria y con pocos amigos…… la pasión por la fotografía era una necesidad imperiosa para ella, fue la manera de afirmar su existencia y contacto que tenía con el mundo.
Mientras ejercía de nani y en su tiempo libre, recorría con su rolleiflex colgada del cuello las peores calles de Nueva York y Chicago, donde vivió la mayor parte de su vida. Con la capacidad de sacar la ironía y el sentido del humor de escenas que para el resto de las personas podían pasar desapercibidas, tomaba imágenes de todo lo que de alguna forma le llamaba la atención, sin descanso, sin pausa……….. sin perder un instante.
«Una de las fotógrafas callejeras más perspicaces de Estados Unidos»
Lo curioso de esta historia, es que era una artista sin que nadie supiese que lo era, ya que nunca dio a conocer su trabajo, muriendo en la indigencia y el anonimato en el año 2009.
Fue John Maloof quien ha mostrado al mundo la obra de Vivian.
A través de una subasta, se hace con parte del trabajo de Vivian y que en un principio no supo valorar. Tras intentar vender esas fotografías por internet, Allan Sekula, crítico e historiador de fotografía se puso en contacto para evitar que siga dispersando aquel material lleno de talento. A partir de ahí, Maloof hizo un trabajo de recuperación de toda su obra. En un año atesoró entre 100.000 y 150.000 negativos, parte de los cuales estaban en 2.000 rollos aun sin revelar.
Vivian tomo imágenes entre los años 1950 y finales de los 90, la mayoría en blanco y negro y no llego a ver el resultado de parte de su trabajo por la falta de medios económicos para revelar aquellos carretes. Tenía cultura visual ya que frecuentaba teatros, cine, exposiciones, leía periódicos (que luego guardaba de forma compulsiva), …. y un «don» para la fotografía que la hacía única.
