LEOPOLDO POMÉS, LA MIRADA.
Por Paco Cantera
Alumno del Curso Avanzado de Fotografía Blackkamera
Me satisface plenamente hacer este recorrido por su obra y saborear su trabajo de un tiempo que me es familiar, dado que se da a conocer en 1955, época que coincide con mi infancia.
Nació en 1931 en la ciudad de Barcelona. Tras realizar sus estudios primarios y de conocer varios oficios, se interesa por la fotografía como autodidacta, consiguiendo su primera exposición en Barcelona en 1955, bien valorada por miembros del Grupo Dau Al Set.
Es retratista, artista, publicista, documentalista, etc, y lo que le gusta es mirar, observar y descubrir; todo ello con elegancia, sobre todo cuando se fija en la mujer y su figura.
Me encanta su primera época; esa Barcelona costumbrista de los años 50.
Me llama mucho la atención su humildad al declarar que confiesa sentir miedo cuando se enfrenta a una sesión de retrato, convencido de que se trata de una lucha de apariencias, una batalla en la que el fotógrafo espera descubrir un guiño que defina al personaje. Es la sensatez pura de quien sabe que la vida es trajinar entre miedos. Estas declaraciones están sacadas del libro dedicado a Leopoldo Pomés, “Esenciales de la fotografía española”.
Destacan sus retratos a Picasso, Joan Brossa, Saura, Chillida, Tapies. y en publicidad, quien no recuerda a la amazona rubia montando a caballo, a pelo, descalza, del anuncio de Terry, así como las famosas burbujas del anuncio de Freixenet.
Aparte del Premio Nacional de Fotografía en 2018, tiene en su haber el Premio Nacional del Artes Plásticas de España (1998), Cruz de San Jordi (1999), premio de publicidad en la Bienal de Valencia (2001), Codirigió junto a Victor Sagi el espectáculo de apertura de la copa mundial de fútbol en Barcelona (1982), elegido para crear la campaña de imagen de la candidatura de Barcelona a los Juegos Olímpicos (1992). Medalla de oro al mérito artístico del ayuntamiento de Barcelona, con el premio de Artes Pláticas de La Generalitat de Cataluña (1998).