Texto: Alumna del Curso Medio, Pilar Lafuente
Stephen Shore (1947 New York) es un fotógrafo autodidacta, a los catorce años consiguió sorprender a Edward Steichen, encargado del departamento de fotografía del MoMA, quien le compró tres fotografías. Con solo veintitrés años el Metropolitan Museum dedicó una exposición individual.
Cuando en los años setenta Shore se convirtió en pionero de la fotografía en color junto con Joel Meyerowitz y William Eggleston hacía tiempo que había entablado amistad con Andy Warhol. Durante casi dos años, de 1965 a 1967, el pintor le dio acceso a documentar el creativo y exclusivo trasiego de la Factory lo hizo en blanco y negro. El trabajo en serie, así como la mirada desmitificadora y mundana que caracteriza al fotógrafo, bien podría encontrar sus raíces en aquellos días.
En 1972 realizó un viaje desde Manhattan a Amarillo (Texas), su objetivo no era capturar “momentos decisivos” a lo Cartier-Bresson, sino exactamente lo opuesto: “esos momentos donde nada ocurre”. Stephen Shore viajaba a través de Estados Unidos buscando con su cámara no lo excepcional, ni lo único, sino precisamente lo contrario, lo del todo idéntico, lo que se repite con tan aplastante monotonía visual en los paisajes de la vida americana, los lugares en serie: los moteles, las gasolineras, los restaurantes de comida rápida, los centros comerciales, los aparcamientos.
“Ver algo ordinario, algo que ves a diario y reconocerlo como una posibilidad fotográfica, eso es lo que me interesa”
©Stephen Shore
Hay fotógrafos que quieren dejar bien claro que son fotógrafos artistas, Shore fingía el descuido de lo impremeditado, la espontaneidad del aficionado que parece disparar la cámara sobre cualquier cosa y no distingue lo relevante de lo trivial. Eligió hacer sus fotos en color, en una época en la que todo el mundo daba por supuesto que la nobleza estética de la fotografía era inseparable del blanco y negro. Hacer fotos en color en los primeros años setenta era situarse al margen de lo aceptado como arte. William Eggleston, unos años mayor que Shore, empezó a hacer lo mismo por aquellos años. Cuando le preguntaban por qué hacía fotos en color, Eggleston respondía: “Porque veo las cosas en color”.
©Stephen Shore
“Nosotros no inventamos color. El color ya estaba por ahí desde hacía un buen tiempo – todas las revistas y fotografía comercial estaban a color-. Edward Weston había fotografiado en color, Kertész también había experimentado con el color. Habíamos pasado un buen tiempo tratando de averiguar cómo hacer una fotografía visualmente coherente en color pero que no se tratara únicamente de ser a color; la idea era que el color se integrase a los demás aspectos de la fotografía.”
En sus series de fotografías tituladas American Surfaces (1972-73) y Uncommon Places (1973-81) confluyen el pop art, el uso que los artistas conceptuales estaban haciendo del medio fotográfico, el desarrollo de la fotografía en color y la actualización de Walker Evans y su «estilo documental». Un equilibrado conjunto que le permitió explorar, con un renovado lenguaje, tanto la cultura americana, como la complejidad de los paisajes urbanos. American Surfaces es el registro de la propia memoria de Shore, un archivo donde es imperativo preservar espacio y tiempo y ligarlos a un año y lugar concretos para evitar que se desvanezcan. En esta memoria personal, Shore comienza a revelar a sus observadores que hay mucho más que meras apariencias en su American Surfaces.
Stephen Shore fue uno de los autores fundamentales de la llamada Nueva Topografía (New Topographics). Las imágenes de los fotógrafos de este movimiento consiguen que lo aparentemente banal se convierta en algo aceptado como un tema fotográfico legítimo y además aparecen como imágenes del “paisaje alterado por el hombre”, llevan un mensaje político y reflejan, inconscientemente o no, la creciente inquietud acerca de cómo el paisaje natural estaba siendo erosionada por el desarrollo industrial y la expansión de las ciudades.
©Stephen Shore
La fotografía digital reciente supone un conjunto de prácticas no siempre afortunadas, como la de disparar inmisericordemente y lograr múltiples tomas casi idénticas y el descuido al encuadrar siempre pensando que más vale hacer fotos que luego podrán afinarse en la computadora. Stephen Shore al es tilo de Eggleston, siempre hace una toma única, jamás dispara dos veces el obturador.
Colabora como académico desde 1982 en el Bard College en Annandale-on-Hudson, Nueva York, donde es director del programa de fotografía. Su experiencia docente queda plasmadas en su libro Lección de Fotografía donde combina imágenes fotográficas suyas y de otros autores con textos reveladores sobre la naturaleza de las fotografías, es decir, sobre cómo funcionan las fotografías.
La influencia de Stephen Shore
Stephen Shore es un fotógrafo que ha impactado en la estética de nuestros días mediante su uso impasible del color y un punto de vista irónico de las personas, lugares y objetos cotidianos. Es un fotógrafo de insinuaciones, de sugerencias, donde no se puede dar por hecho la primera capa de significados visuales. Sus obras se tratan de múltiples capas donde el color, el formato, la presentación y la edición van agregando capa tras capa de significado para generar complejos productos visuales que han de interpretarse en el marco de otro mundo de significados culturales más amplio.
“Puedo salir del coche y estar junto a la orilla de la carretera y tomar una foto que parece un paisaje totalmente natural, sin tocar por la mano del hombre. Podría regresar seis pulgadas e incluir la barandilla en la imagen y el significado de la imagen cambiaría dramáticamente. Hay un punto marginal en el que puedo estar aquí y hacer una foto o puedo estar allí y crear una imagen diferente. Y esta decisión, lo que está en el encuadre, es totalmente mi responsabilidad.”
Referencias
https://oscarenfotos.com/2013/11/16/stephen-shore-de-la-superficie-a-las-profundidades/
https://elpais.com/cultura/2014/11/17/babelia/1416226589_257361.html
STEPHEN SHORE Lección de fotografía.