Entrevista de la Escuela de Fotografía Documental Blackkamera a Estela de Castro.
Por David Tijero Osorio, colaborador de Blackkamera.
La fotógrafa Estela de Castro, una de las autoras más inquietas y socialmente posicionadas de la actualidad, impartirá este domingo un taller de retrato dentro de las actividades del festival Fotopop de Barakaldo, además, en el mismo marco del festival, el sábado dará una charla sobre los proyectos solidarios en los que está inmersa. Sirva este evento para hablar con ella, sobre sus proyectos, la situación del sector de la fotografía y el poder de la imagen para denunciar lo que no funciona bien en el mundo.
¿Cuáles son tus referencias qué más han influido en tu obra? ¿Hay algún autor al que te gustaría parecer o buscar diferenciarte de todo lo hecho hasta ahora?
Irving Penn es mi fotógrafo de referencia. No busco ser igual que él ni que ningún otro autor o autora y mucho menos intento diferenciarme de lo que ya se ha hecho hasta ahora, me gusta el retrato clásico, no pretendo innovar con mi trabajo. Los fotógrafos y las fotógrafas somos la suma de los conocimientos técnicos que tenemos, de nuestras referencias, de las historias que nos pasan en la vida, de nuestra manera de mirar la luz…todo ese conjunto hace que cada fotógrafo/a sea único/a, pero con muchas cosas en común.
© Arturo Laso
¿Cuáles serían a grandes rasgos las características de tu trabajo fotográfico? ¿Ves mucha diferencia entre cada uno de los proyectos que has llevado a cabo o hay unas pautas estéticas o temáticas que unen unos con otros?
Lo más característico de mi trabajo es la luz natural, que sigo trabajando en película blanco y negro formato medio y que siempre trabajo con trípode, cuando estudié hace muchos años uno de los consejos que me dio mi profesor, fue que trabajara con trípode, que así conseguiría mejores imágenes, ya que miraría a cada una de las esquinas de la toma y cometería menos errores.
No veo mucha diferencia entre mis trabajos, porque la forma de llevarlo a cabo hasta el momento en siempre la misma. Elijo temas que me afectan para bien o para mal, historias que me resuenan por dentro y que necesito contar.
“Elijo temas que me afectan para bien o para mal, historias que me resuenan por dentro y que necesito contar.”
El proyecto que te mantiene más ocupada en la actualidad, “Zoocosis” parece apartarse del retrato para ahondar más en la imagen documental como denuncia ¿podrías explicarnos en qué consiste?
Llevo dos años con “Zoocosis”, un proyecto de denuncia sobre la situación que viven los animales en el zoo. Comenzó por una propuesta de Rafael Doctor para participar en Capital Animal, una exposición colectiva que se hizo en La Casa Encendida, Madrid, de varios artistas animalistas en la que solo tenía que entregar una obra, me propusieron estar la parte de denuncia, trabajar sobre la caza, el circo, el zoo… y decidí entonces hacer un proyecto sobre cómo viven allí los animales en el Zoo de Madrid. Ahora mismo este trabajo está expuesto en Valencia Capital Animal y estuvo expuesto en el festival Revelat de este año en Barcelona. En este proyecto me acompaña mi amigo y fotógrafo Juan Cañamero, grabando en video esas conductas provocadas por la Zoocosis, en ese material se pueden ver también rapaces atadas por las patas a un tronco en el suelo intentando levantar el vuelo, pero atados a una cadena de apenas 1 metro.
El Zoo es ese espacio en el que muchos de los animales que viven allí, son arrancados de sus familias, despojados de sus instintos y sacados de su habitad para según algunos, educar a los niños en el respeto hacia ellos. Pero lo único que pueden aprenden allí, es que tenemos el derecho de privar a los animales de su libertar para nuestro propio beneficio.
Son muñecos encerrados en cajas de cemento, que el ser humano utiliza para jugar con ellos al dios de la naturaleza. Muñecos tristes, perdidos y rotos. Sufriendo una lenta agonía, en la que sólo la muerte les devolverá la libertad.
Esa falta de liberta provoca en los animales conductas estereotipadas y repetitivas generadas por el estrés, la soledad y la apatía dando lugar a un síndrome llamado Zoocosis.
Aunque en tu obra pueden verse otro tipo de temáticas, pareces haberte especializado en retratos, podrías explicarnos el proceso, el criterio para elegir el modelo a retratar, como consigues que pose de una forma determinada, si queda espacio para la improvisación, etcétera?
No tengo un modelo determinado para retratar, me sirve cualquier persona y cualquier lugar, en cada uno de los talleres que doy retrato a todos alumnos y alumnas que vienen, gente a que le cuesta ponerse delante de una cámara o creen que no son nada fotogénicos y que no saldrán bien en la foto.
Todas las personas del mundo tienen un buen retrato, no creo en la fotogenia, creo en la luz adecuada para cada rostro dependiendo de su fisionomía, creo en la importancia de transmitir confianza y seguridad a la persona que retratas, mi filosofía a la hora de retratar consiste en abrirme yo antes de esperar a que los demás lo hagan. No puedo exigir a alguien que sea natural conmigo cuando yo no lo soy, que no tenga vergüenza cuando yo la tengo, no puedo pedir sin dar nada a cambio.
Siempre digo que sin un retrato sale mal, es culpa mía, pero que si sale bien, también. Y en cuanto a la improvisación, es constante, jamás preparo nada antes, solo me dejo llevar donde me lleve la luz.
“Un retrato es la expresión plástica que define a una persona, pero también es parte de nosotros, es algo objetivo y subjetivo a la vez.”
¿Hasta qué punto es necesario alcanzar una intimidad con el retratado para capturar en una imagen lo que le define como persona? ¿Hay un antes y un después en la relación que tienes con una persona que ha posado delante de tu cámara?
Un retrato es la expresión plástica que define a una persona, pero también es parte de nosotros, es algo objetivo y subjetivo a la vez. Me cuesta menos enfrentarme a alguien que no conozco, el retrato más difícil de mi vida, fue el que le hice a mis padres. No creo que tengas que tener un alto grado de intimidad con las personas a las que retratas, solo tenemos que observar atentamente lo que nos muestran y atraparlo. Puede que personas que no me conocen de nada se muestren más naturales que mi familia y amigos.
Suele haber un antes y un después, pero depende que tipo de retrato, por ejemplo con los fotógrafos que he ido a su casa sí que lo hay, en cada una de las casas a las que he acudido he ido dejando un trocito de mi corazón, solo por el hecho de dejarme entrar en su espacio personal.
Uno de tus proyectos que más repercusión ha alcanzado es la serie “Fotógrafos” en la que retratas a los grandes fotógrafos españoles de las últimas décadas. ¿Ha sido quizás el proyecto que más te ha exigido como fotógrafa por quiénes eran los retratados y por dónde fue tomada la imagen?
Sin duda, he realizado un gran esfuerzo para poder llevar este proyecto a cabo sin apenas recursos económicos. Llevo más de seis años con este trabajo, los tres primeros solo viajé para hacer fotos a fotógrafos, gaste todo mi tiempo, mi energía y mi dinero en hacerlo.
Después está la parte fotográfica, aquí tenía que dar la talla porque ellos sabrían si mis fotos eran buenas o no, al principio tenía terror de no conseguir el retrato, después me fui relajando y confiando más en mi misma.
El retratar a 97 fotógrafos en 97 espacios diferentes con 97 luces distintas ha hecho que aprenda a resolver un retrato en cualquier espacio, por pequeño o feo que parezca ese sitio, he aprendido a buscar la belleza en casi cualquier rincón.
“Todas las personas del mundo tienen un buen retrato, no creo en la fotogenia, creo en la luz adecuada para cada rostro dependiendo de su fisionomía.”
En fotografía suele valorarse al autor que consigue un estilo determinado en el que sus imágenes sean de alguna manera reconocible. ¿Es algo aplicable a alguien especializado en retratos o se corre el riesgo de que en la imagen pese más la impronta del fotógrafo que la esencia de la personalidad de la persona retratada? ¿El fotógrafo de retrato ha de aspirar a una especie de invisibilidad en su obra?
Por supuesto que es aplicable a los que hacemos retratos y no debemos de aspirar a una invisibilidad, a los fotógrafos y a las fotógrafas se nos reconoce por nuestra manera de mirar, de usar la luz y de componer, en definitiva de nuestro lenguaje fotográfico, independientemente de lo que fotografiemos.
Quisiera que nos explicaras cómo surge el proyecto PHES y en que consiste y si ves como una obligación moral que el artista, alguien que de una u otra forma documenta el lugar y la época en la que vive, tome partido ante las injusticias del mundo o simplemente como una opción personal.
Phes (www.phes.es) surge tras ver en televisión las imágenes del bombardeo al último hospital infantil que quedaba en Alepo, Siria. Vi la imagen de unos bebés tumbados en el suelo en una manta, después de que sus incubadoras quedaran destrozadas.
Decidí junto a mi amigo Juan Cañamero hacer algo a través de la fotografía para conseguir dinero y ayudar a estas personas. Escribí a cada uno de los fotógrafos que he retratado para mi proyecto “Fotógrafos” y les pedí que nos donaran una obra para con ello realizar con ellas una exposición colectiva en la que los precios serían más bajos de lo habitual. Conseguimos 84 piezas, algunas de fotógrafos que ya han fallecido y sus familias quisieron colaborar con el proyecto. Se vendieron 68 de ellas. La exposición se realizó en el Centro Universitario de Artes Tai de Madrid, centro en el que soy profesora y desde el principio nos dieron su apoyo.
Hicimos un catálogo pagado de nuestro bolsillo para recaudar más fondos en el que se incluían todas las obras donadas y los retratos que realicé a cada uno de los autores. Entre la venta de obra y de catálogos se han recaudado 46.000 euros, que ha ido de forma equitativa a las cuatro ONG que elegimos. Ahora estamos realizando un sorteo con la venta de seis fotografías que nos han donado Javier Vallhonrat, Colita, Carlos Pérez Siquier, José Manuel Navia, Ferrán Freixa y Cristina de Middel, para con ello conseguir fondos y poder viajar a las ONG a las que ayudamos desde Phes y realizar talleres de fotografía con las personas que viven allí.
Yo siento que tengo el deber moral de posicionarme, pero no lo hago desde el punto de ser fotógrafa, si no como persona, desde que tengo 13 años lucho por las cosas en las que creo. Creo que todos deberíamos tomar partido, sin importar la profesión que tengamos, ante un mundo lleno de injusticias.
“Siento que tengo el deber moral de posicionarme, pero no lo hago desde el punto de ser fotógrafa, si no como persona. Creo que todos deberíamos tomar partido ante un mundo lleno de injusticias”
Vivimos en un tiempo en el que la tecnología supuestamente facilita el acto de fotografiar, iluminación, enfoques, retoque digital…otorgando una libertad que quizás no siempre se sepa gestionar bien por parte del autor, ¿echas mano de todo ese arsenal tecnológico en aras de conseguir el mejor retrato posible o te sientes más cómoda poniéndote restricciones de algún tipo? ¿Cuáles serían esas restricciones?
Trabajo con luz natural, no llevo reflectores, retoco lo mínimo y no suelo reencuadrar nunca, intento hacer todo en la toma con la luz que me encuentro en cada espacio, cuido la composición y las líneas para no tener que corregirlas en Photoshop.
No me pongo restricciones, pero me gusta trabajar con lo mínimo.
¿Será esta la primera generación en la que la fotografía hecha por mujeres que alcance la merecida repercusión que en el pasado no ha tenido o en el sector de la fotografía como en casi todo lo demás, queda mucho por hacer al respecto?
Es cierto que se ha avanzado mucho si lo comparamos con historias como la de Joana Biarnés, que fue la primera mujer fotoperiodista de este país y la insultaban cuando iba a cubrir los partidos de fútbol, pero aún queda mucho por hacer, seguimos teniendo menos visibilidad que los hombres.
Somos una generación de mujeres con las ideas muy claras, con grandes mujeres que nos precedieron para seguir su ejemplo, mujeres valientes que se atrevieron con un oficio de hombres, un oficio que hemos demostrado que nosotras también somos capaces de hacer.