Nuestro colaborador David Tijero le ha planteado unas preguntas al fotógrafo Andoni Lubaki, profesor del próximo Curso Profesional de Fotoperiodismo de Blackkamera.
Nacido en Urretxu en 1982, Andoni Lubaki es un galardonado reportero fotográfico con sede en el País Vasco e Irak que cubre los países de MENA e interesado en las identidades nacionales y sociales.
Después de completar una licenciatura en Ciencias de la Computación y comenzar sus estudios de filosofía, Andoni tomó su cámara como una excusa para viajar por el mundo. En un automóvil viejo y con su hermano, viajó por África durante meses. La experiencia lo llevó a centrar su carrera en la fotografía y se convirtió en un conocido reportero gráfico español.
En 2011, publicó sus primeras imágenes sobre la guerra en Libia, experiencia que lo ha marcado profundamente. Desde entonces, ha viajado por todo el mundo tratando de desarrollar historias consistentes sobre áreas de conflicto y crisis social. En los últimos años, se ha centrado en desarrollar proyectos personales y a largo plazo. Tiene un blog en el periódico nacional vasco GARA, donde publica sus artículos e imágenes regularmente él contribuye.
Es uno de los miembros fundadores de Ronak Press, una asociación sin fines de lucro que ayuda a crear historias y noticias visibles que no se pueden encontrar en la prensa.
Entrevista David Tijero / Fotografías Andoni Lubaki
¿Qué le lleva a alguien a querer desplazarse a áreas del planeta en conflicto? ¿Un ansia por entender qué sucede? ¿el poder denunciar una situación injusta? ¿algún otro motivo de índole más personal?
Pues creo que curiosidad y las ganas de cambiar las cosas. Al principio creía más que mis fotos podrían cambiar las cosas, ahora creo que no es tan importante dónde publiques sino la «vida» que le des a las fotos que sacas en esos sitios. Mis fotos han podido conseguir más cambios en la gente que sufre aquello que yo he fotografiado dando yo charlas y clases, que siendo publicados en un periódico que tiene una fecha de caducidad. De mis portadas en el New York Times, me acuerdo yo. Ni siquiera mi madre o padre. Sin embargo, de las historias que he ido contando en las más de 70 charlas y clases que doy al año la gente toma más conciencia, y actúa en base a ello. Una activista y trabajadora social me dijo que la donación de alimentos subió casi la mitad gracias a las fotos que enseñé en una casa de cultura en Euskadi. Eso ya es cambiar un poco el asunto, aunque no sea tan visible el cambio como la que consiguieron las fotos de Vietnam en los 70. Algo sí cambia.
Tu trabajo como fotoperiodista te ha llevado a cubrir varios de los acontecimientos más importantes acontecidos en la última década, ¿consideras tener una visión global de lo que es el mundo a día de hoy? ¿has visto algún patrón que se repita en todos los conflictos que has cubierto a pesar de encontrarse muy alejados unos de otros?
No tengo una visión global, pero sí creo que lo tengo más específica. Con los años he aprendido que muchas de las guerras en las que he estado empiezan y se mueven en los despachos que no están al alcance de los periodistas. Yo fotografío las consecuencias de eso. «Nosotros pisamos el barro de todo eso» como dice mi amigo Diego Ibarra. El patrón que se repite continuamente es la barbarie. El poderoso es bárbaro y cruel, pero también veo que se cambian las tornas. La víctima puede ser terrible por venganza cuando el problema de la otra. En ese sentido la crueldad es, por triste que resulte, el patrón que se repite.
Se habla mucho del poder de la imagen como elemento de denuncia, propaganda, publicidad, pero, ¿sirve una imagen realmente para cambiar o al menos influir en cómo se suceden los acontecimientos?
Como te he dicho antes sigo creyendo que si. Llámame iluso, pero creo que sin fotografía estaríamos peor. Quizás con tanta saturación de imagen no tenga la fuerza que tenía antes, pero cuando las fotos se siguen utilizando por organismos y gobiernos como arma de propaganda y como elemento manipulador en fake news es que sigue teniendo poder de influir en los hechos. Para luchar contra eso “ hace falta tener una sociedad mucho más educada en la imagen, en la cultura de la imagen “.Sin eso hay un gran porcentaje que está indefensa ante los fake news y la propaganda política.
“ Hace falta tener una sociedad mucho más educada en la imagen, en la cultura de la imagen “.
¿Qué suele ser lo más difícil a la hora de cubrir una zona en conflicto? ¿El día a día, saber vencer el miedo o la ansiedad, el posible stress post traumático tras volver de allí?
El acceso. El 90% es acceso. Sino más. El día a día se sobrelleva bien, o yo por lo menos. Cuando estoy en casa tengo una vida bastante austera y prácticamente vivo igual (en cuanto a bienes materiales se refiere) allí que aquí. He vivido situaciones intensas y dolorosas de las que no suelo hablar, pero no he tenido Stress Post Traumático. Quizás el mayor stress que he vivido es cuando alguna agencia no me pagaba después de haber estado en una zona de conflicto o estando todavía allí. La burocracia me produce más stress que al cabo del año que las pocas horas de adrenalina que podemos vivir en el frente. La gente piensa que quizás estemos todo el rato como en una película de Hollywood, siempre entre disparos y bombas. No es así. Hay mucho tiempo parado, muerto. Pero cuando la cosa se pone «seria» entonces si que hay stress. Pero insisto que mi stress, como a la mayoría de fotógrafos de mi entorno viene de los problemas con la burocracia.