Nuestro colaborador David Tijero le ha planteado unas preguntas al fotógrafo Moisés Saman, profesora del próximo Curso Profesional de Fotoperiodismo de Blackkamera.
Moisés Saman (n. 1974) nació en Lima, Perú, en una familia de españoles y peruanos. A la edad de un año, su familia se mudó a Barcelona, España, donde Moisés pasó su infancia y la mayor parte de su juventud. Estudió Comunicaciones y Sociología Universidad Estatal de California en los Estados Unidos graduándose en 1998. Fue durante su último año en la universidad donde Saman quiso convertirse en fotógrafo, influenciado por el trabajo de varios reporteros gráficos que habían estado cubriendo las guerras en los Balcanes.
Después de realizar prácticas en varios periódicos pequeños y medianos, en 2000 se unió a Newsday como fotógrafo de plantilla, cargo que ocupó hasta 2007. Durante sus 7 años en Newsday, el trabajo de Moisés se centró en cubrir las consecuencias de los ataques del 11 de septiembre, Pasó la mayor parte de su tiempo viajando entre Afganistán, Irak y otros países de Oriente Medio.
En el otoño de 2007, Moisés dejó Newsday para convertirse en fotógrafo independiente para The New York Times, aunque también empieza a colaborar habitualmente con Human Rights Watch, Newsweek y TIME Magazine, entre otras publicaciones internacionales.
En 2010, Magnum Photos invitó a Moisés a unirse a la prestigiosa agencia como nominado y se convirtió en miembro de pleno derecho 2014.
En 2015 fue becario de la Fundación Guggenheim en fotografía gracias a su trabajo sobre la Primavera Árabe, que culminó con la publicación del libro “Discodia”, una representación visual multicapa de este convulso periodo en la región.
Después de vivir en Nueva York, Tokio, El Cairo y Barcelona, Moisés y su familia ahora viven en Amman, Jordania.
Entrevista David Tijero / Fotografías, Moisés Saman
Tu trabajo como fotorreportero te obliga a estar prácticamente siempre de viaje, ¿es posible mediante tu trabajo construir una visión global del mundo en el que vivimos o es más bien una mirada personal llena de subjetividades?
Yo creo que el mundo siempre ha sido muy complejo para que una persona pueda crear una visión global de nada. En mi opinión, como fotorreporteros, en el mejor de los casos nuestro trabajo no es más que una reacción contra una injusticia, una invitación al dialogo, que está marcada por una mirada completamente subjetiva que difícilmente escapa nuestros prejuicios inherentes. De hecho, yo diría que una vez aceptas estas limitaciones, la fotografía se vuelve más honesta, y es entonces cuanto las subjetividades invitan a un diálogo más honesto y abierto.
¿Hasta qué punto es necesario llegar a un lugar conociendo la idiosincrasia de la realidad que has de documentar? ¿Es mejor fotografiar desde un relativo desconocimiento para evitar perder la objetividad o es mejor justo todo lo contrario para saber describir mejor mediante imágenes lo que acontece?
Yo creo siempre es bueno tener un entendimiento básico del contexto en el que trabajas, el cual también incluye ser consciente de quien eres, donde estas, y por qué estas ahí. Es importante también matizar si estamos hablando de un encuentro fútil tipo encargo, o de un proyecto a largo plazo con el cual estas comprometido. En este último, la definición tradicional de objetividad se oscurece, y tu voz como fotógrafo se vuelve un participante activo, lo cual para mi es mucho más interesante.
Nuestro trabajo no es más que una reacción contra una injusticia, una invitación al dialogo, que está marcada por una mirada completamente subjetiva
¿Entrar a formar parte de la Agencia Magnum supuso algún cambio en tu forma de trabajar o temáticas a abordar?
No tanto en la temática, sino en el desarrollo de mi voz como fotógrafo, el cual me gustaría creer que aun continua.
Si bien siempre habrá historias que contar, ¿cuál crees que es el principal reto que ha de abordar la fotografía documental para desenvolverse en este mundo tan lleno de imágenes y en el que además surgen nuevos soportes con los que contar historias?
En mi opinión el gran reto es la honestidad, la cual conlleva una autenticidad singular que como fotógrafos es lo único que nos puede mantener relevantes en este mundo lleno de imágenes.