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Exposición sobre el Covid, del alumno Ruben Natividad en MetroBilbao.

Rubén Natividad. La pandemia vista desde dentro

Entrevista realizada por David Tijero.

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El año 2020 será recordado por una situación inesperada de alerta sanitaria que ha hecho saltar por los aires muchas de las convenciones que nos vertebran como sociedad y que ha puesto en entredicho nuestra forma de vida. Una pandemia, que, antes siquiera de ser del todo conscientes de ello, golpeó con dureza el Sur de Europa a finales del pasado invierno en su imparable proceso de extensión por todos los rincones del planeta. Rubén Natividad, médico ardiólogo y aficionado a la fotografía, ha sido testigo de excepción de una crisis aún lejos de poder darse por finalizada y cuya primera gran embestida pudo documentar mediante una serie de retratos realizados durante los descansos de largas jornadas de hospital. Un trabajo que se presenta en estos días como exposición, comisariada por Josu Zaldibar, bajo el nombre “Covid-19. Una mirada desde dentro”.

Pagina web oficial: https://www.cmb.eus/covid-19-una-mirada-desde-dentro

Haznos una breve presentación sobre ti y explícanos por favor cómo llegaste a la fotografía.

Me llamo Rubén Natividad, soy de la Margen Izquierda. Hice la licenciatura de Medicina en la Universidad del País Vasco en Leioa y la especialidad de Cardiología en el Hospital de Cruces. Desde hace tres años desarrollo mi actividad en la OSI Barakaldo-Sestao.

Empecé pintando con ocho años y gané incluso un concurso de pintura infantil, cuyo premio fue mi primera cámara de fotos, una Werlisa Club 35, de las de carrete con el que pude hacer mis primeros encuadres y con suerte alguna foto era aprovechable para conservar. Después vinieron la Active que ya tenía autoenfoque. Algo me aportaba la fotografía que no lo hacía la pintura y fui dejando de pintar. Cuando quise dar el salto, comenzó el mundo digital, y con los ahorros de varios veranos trabajando llegó a mis manos la Pentax Optio S de 3 Mpix; aquello era un no parar. Leí varios libros de fotografia, pero el aprendizaje era lento. A través de una compañera conocí la escuela Blackkamera, con lo que me acabé de sumergir en el tema.

¿Cómo y cuándo surge la idea de hacer un trabajo de estas características?

En el hospital San Eloy, una vez decretado el estado de alerta, todas las especialidades médicas pasaron a ser un único equipo mixto. La colaboración entre compañeros/as ha sido óptima pero también hemos estado sometidos a una gran presión asistencial dado el tipo de paciente que era y que la evidencia científica del momento era poca, muchas veces controvertida, y, de un día para el siguiente, cambiante. Mientras todo el mundo buscaba cómo llenar su tiempo, a mí me faltaban horas para atender pacientes, estudiar y poder darme un respiro mental que me mantuviera cuerdo en aquella situación.

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Fue probablemente así cómo surgió el proyecto. Por una parte, una válvula de escape, también una forma de hacer equipo entre todos los sanitarios y, de dignificar nuestra profesión (aplausos que se convertirían en críticas). Dos compañeros del hospital, Silvia y Juanlu, me apoyaron desde el primer instante y dieron forma a esa inquietud que tenía. El siguiente en aparecer en escena fue Josu Zaldibar: “¿Qué te parece si hago…?” Su respuesta fue la esperada: “Busca a alguien que te haga de modelo, tiras unas fotos, y me las mandas al momento”. Pero la situación era compleja porque no había dónde poder hacer un retrato, dado que se había utilizado hasta el último rincón del hospital para combatir la COVID y tenía que pedir permisos para hacer las fotos cuando cualquier conversación con la Dirección del Hospital debía tratar de la pandemia, pero en lo referido a lo asistencial. Hubo por entonces una Masterclass organizada por Blackkamera con Sofía Moro, y como Josu predijo, me dio muchas pistas. Y fue sobre todo una. “Te das cuenta que esto es importante y que hay que hacerlo bien”. Así que conté mi proyecto a la dirección y hasta al último de mis compañeros.

En una habitación, desocupada por unas horas, colgué de las ventanas una tela oscura de tamaño bastante escaso con unas pinzas de ropa y ataviado con todo el equipo me puse a disparar a todos los turnos de sanitarios. Incluso en mis ratos de descanso me acercaba al hospital a capturar esos momentos en sus rostros. Las dificultades técnicas fueron importantes porque en la habitación permanecía el mobiliario hospitalario habitual, apartado provisionalmente en vistas a tener que recolocarlo en cualquier momento. En cambio, no tuve tanta dificultad en captar lo que buscaba en los retratados. Pero la parte fotográfica era solo el primer peldaño. Silvia y Juanlu me sentaron una mañana de trabajo y me hicieron ver por qué sin los retratos y testimonios de los auténticos protagonistas de aquello, el trabajo quedaba incompleto. Al añadirlos se cerró ese círculo imaginario del proyecto y ganó fuerza e interés de forma exponencial. Aunque también aumentó en dificultad. El tándem de cuatro, animados por el proyecto, pasó a ser de diez, entre ellos, José Bautista y la hija de un paciente, entre otros. Pasamos a entrevistar y retratar en salón de actos con algo más de medios y fue entonces cuando empezamos a recibir pacientes curados. Finalmente, el Colegio de Médicos de Bilbao lo pudo enmarcar dentro de un homenaje para sanitarios y pacientes afectados por la COVID, y conseguimos que la exposición saliera

¿Tuviste claro desde el principio que lo ibas a centrar en el retrato? ¿quiénes son los protagonistas de los mismos?

El retrato iba a captar como ninguna otra modalidad las miradas y los rostros de los implicados. Hacer fotografía documental era poco factible, en primer lugar, por el riesgo biológico, en segundo por respeto a los pacientes que se encontraban convalecientes, y en tercero porque sólo un consentimiento verbal en ausencia de familiares era arriesgado. En las habitaciones, sin poder apoyar nada, sin poder asegurar que la cámara tocase nada contaminado, … iba a ser muy complejo.

En las fotos aparecen representados fundamentalmente sanitarios y pacientes afectados por la COVID-19. En algún momento de la pandemia, algunos sanitarios han pasado a formar parte de ambos grupos porque se han contagiado durante la asistencia, y están significativamente representados. Los pacientes, cuando se hicieron los retratos y entrevistas, habían pasado ya las dos semanas de cuarentena que se recomendaban y algunos tenían hecha incluso PCR de control. No obstante, se mantuvieron las medidas de seguridad. Además, también hemos contado con familiares de pacientes que han servido de revulsivo para los que han vivido con especial gravedad la infección. No faltan tampoco familiares de pacientes que lamentablemente no han superado la pandemia y personal que trabaja en residencias de ancianos quienes han tenido que lidiar con la pandemia en peores condiciones que nosotros. El objetivo ha sido buscar esa otra cara de la pandemia, diferente de la parte puramente estadística de números y curva. Poner en primer plano la vertiente humana que había quedado relegada al estar los periodistas y fotógrafos confinados en sus domicilios.

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¿La elección del blanco y negro fue por motivos meramente estéticos o es un recurso que has querido utilizar para remarcar otros aspectos?

El blanco y negro me permitía centrarme en los detalles de las miradas, los rostros, la complexión del cuerpo y las marcas que había dejado la mascarilla y el gorro en la cara de los pacientes y los sanitarios. El color en ese sentido no estaba aportando nueva información y podía distraer. Por ello, blanco y negro daba la clave y la atemporalidad que el proyecto requería.

Una mirada detenida a los retratos que conforman el trabajo permite percibir en sus rostros, de algún modo, la dura situación por la que han pasado, ¿cómo has conseguido esa conexión con los retratados? ¿fue complicado conseguir voluntarios que se dejaran retratar para un proyecto de estas características a personas que acaban de pasar por semejante trauma o fue también para ellos una especie de terapia?

La dureza de la situación hizo que se potenciara el trabajo en equipo, el interés por cómo lo llevaba el compañero y la cohesión del grupo fue irrepetible. Por ello, cuando se planteó el proyecto todos los sanitarios, se sumaron a colaborar en esta empresa que representaba una experiencia vital para todos y todas. En cuanto a los pacientes, la respuesta universal fue positiva, salvo casos concretos y por motivos médicos. Habíamos compartido con ellos momentos muy delicados desde lados diferentes de la cama, pero no muy distantes en lo emocional. Ellos necesitaban contar su experiencia y nosotros estábamos ávidos de escucharlos. Es más, la entrevista a menudo ha sido recíproca, porque tras hablar con ellos nos preguntaban por los sanitarios que les habían tratado y por cómo vemos el desarrollo de la pandemia.

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El audiovisual de presentación corre a cargo del prestigioso productor José Bautista en el cual se recogen testimonios de pacientes, familiares de enfermos y sanitarios, ¿esas reflexiones y testimonios irán incluidas de algún modo en la exposición?

La participación de José Bautista ha sido el colofón al proyecto, y la sensibilidad con que ha tratado las fotografías y los testimonios ha generado un trabajo magnífico en lo artístico y en lo humano. Sólo él puede conseguir con ese realismo que el espectador se meta en la piel del afectado y descubra cómo ha supuesto un antes y un después en esa persona. Lamentablemente, dado que la exposición va a ser inicialmente en las galerías de Metro Bilbao, no se ha podido conseguir una sala donde reproducir el documental y se facilita un código QR para que el espectador acceda y lo pueda ver desde un dispositivo móvil, tablet u ordenador.

¿Cómo crees que perdurarán este y otros trabajos que abordan este tiempo de pandemia en el que nos hayamos cuando todo esto haya pasado? ¿Olvidaremos rápidamente o seremos una generación marcada a largo plazo por este trauma colectivo?

Según les haya afectado la pandemia hay dos grupos de personas. El primero está hipersensibilizado y extrema las precauciones. El documental puede hacer en éstos que revivan aquellos momentos. El segundo grupo siente la necesidad de volver a la normalidad cuanto antes. La situación se irá superando e iremos olvidando, aunque pequeñas cicatrices persistirán a largo plazo.

Esta entrevista se ha realizado en un momento en el que cada vez son más las voces que alertan de una segunda ola de la epidemia cuando apenas nos hemos recuperado de la primera, ¿tendrá continuación este proyecto? ¿puede que haya quedado algo por contar?

La continuación del proyecto dependerá de la evolución de la pandemia. Iremos trabajando según las circunstancias y siempre va a haber algo que contar. Alguna idea se quedó por el camino y estamos muy ilusionados, pero supone un sobreesfuerzo al hacerlo en nuestro tiempo libre después de las intensas jornadas laborales que nos ha tocado llevar a cabo.

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AGRADECIMIENTOS.

En relación al proyecto, en primer lugar dar las gracias al Colegio de Medicos de Bizkaia por finalizar y apoyar dicho proyecto, a Ruben Natividad, alumno de Blackkamera por su entrega honesta al trabajo realizado, a todo el equipo que ha estado detrás de » Covid: Una mirada desde dentro «. A Jose Bautista autor del documental por su inestimable ayuda artística, a Sofia Moro por inspirarnos, y a todas las personas que participan en diferentes espacios del proyecto.

A todas las personas que, con su profesionalidad y humanidad, dan vida al sector sanitario y luchan incesantemente contra la COVID-19. A todas ellas por no doblegarse ante la dificultad y ser ejemplo de entereza para una sociedad vulnerable mostrando el lado más humano en una situación imprevisible y sin parangón.

A nuestras compañeras y compañeros del Hospital San Eloy, por ser, en aquellos días difíciles, nuestras hermanas y hermanos; por implicaros y participar con igual tesón en este proyecto. A Maite Latorre, supervisora de la quinta planta de nuestro hospital, por tener siempre una palabra amable, incluso en momentos de tensión.

A la dirección de la OSI Barakaldo-Sestao por apoyarnos en nuestra iniciativa.

Al Colegio de Médicos de Bizkaia por sumarse como compañeros y compañeras de viaje y hacer posible que este proyecto vea la luz.

A todas las personas que, siendo pacientes, han padecido directa o indirectamente la pandemia. A sus familias que nos han confiado el cuidado de sus seres queridos y que aceptaron no poder acompañarles durante la hospitalización, aguardando, día tras, día la llamada del parte médico.

A todos los pacientes y las pacientes y sus familiares que, a pesar del dolor, aceptaron generosamente participar en este proyecto de forma desinteresada. Que esta ventana al mundo visibilice su lucha y capacidad de resiliencia.

A todas las personas que se interesaron por nuestra salud y bienestar durante los difíciles momentos de incertidumbre.

Por último, ¡cómo no!, a nuestras familias, por estar cerca en la distancia obligada y por aceptar nuestras ausencias por un bien más elevado.

 

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