INSTANTES DEL MUNDO QUE SOÑABA ROBERT DOISNEAU
Por Amagoia Arana
Alumna del Curso Avanzado de Fotografía Blackkamera
Era una adolescente cuando vi esta foto por primera vez. Entonces no sabía que la fotografía iba a ser la vía de expresión artística que me iba a regalar tantos momentos de diversión y felicidad. Tampoco sabía que el autor de esta imagen era Robert Doisneau. Quizás por eso, dedicándole a él este artículo hoy “cierro un círculo”.
Recuerdo bien que al ver la foto me quedé impactada. La luz de la escena, la pareja besándose ajenos al ir y venir de la gente en la calle… Todos los detalles que captura en el instante encajan a la perfección y evocan una historia de amor romántico ideal. Una bella composición atemporal, poética, evocadora…
Robert Doisneau nace el 14 de abril de 1912 en Gentilly (Francia) y fallece a los 81 años, el 1 de abril de 1994, en París.
Doisneau era hijo de un fontanero que enviudó cuando Robert sólo tenía siete años. Se volvió a casar y la madrastra le hizo la vida muy desagradable. De muy niño, mientras trabajaba en lo que podía, fue aprendiendo por su cuenta a hacer fotos. Conseguía las instrucciones de las botellas de líquidos de revelado y de las cajas de película.
Doisneau en sus comienzos realizaba fotografía industrial y de publicidad en la factoría de Renault de Billancourt, hasta que fue despedido por sus repetidas ausencias. Decía: «Desobedecer me parecía una función vital y no me privé de hacerlo». A partir de entonces paso de fotografiar objetos inanimados a fotografiar gente en París y Gentilly.
En 1931 comenzó a trabajar con el fotógrafo, pintor, escultor y cineasta francés André Vigneau. Este lo contrató como ayudante en su estudio de diseño y lo introdujo en el mundo de la fotografía como arte.
Durante la II Guerra Mundial participó como soldado en la Resistencia Francesa, hasta que fue desmovilizado en 1940. Retrató la ocupación y liberación de París.
Terminada la guerra, fue contratado por la agencia ADEP. Trabajó junto a Henri Cartier-Bresson y Robert Capa, reflejando la alegría y la jovialidad de la ciudad de París tras la desgracia. Cuenta su hija Annette, que le gustaba agazaparse en una esquina hasta que ante sus ojos se formaba la escena perfecta a capturar con la cámara.
Desde 1945 colaboró con Le Point y se integró de por vida en la agencia Rapho, retratando entre otros a Pablo Picasso. Doisneau era bohemio y amigo de artistas. Frecuentemente pedía ayuda a sus amigos actores cuando tenía algún encargo. “En las escenas de personajes en las calles, no había posados. Solo paciencia”. “Mi foto es la del mundo tal y como deseo que sea”.
Todo su trabajo, aparte de los encomendados, se centra en la vida pública y sitúa a sus personajes en un ámbito cotidiano. Doisneau no era documentalista, el París que nos muestra es el que él soñaba.
Una vieja Rolleiflex recuerda los comienzos de Doisneau. Es una de las tres cámaras que conservaba cuando murió. Las otras eran Leica. Se dice que era un hombre tan desprendido que las iba regalando todas. La Rolleiflex le gustaba especialmente porque le ayudaba a vencer su extrema timidez. Le colgaba sobre el pecho y le obligaba a inclinarse ante los retratados. Inclinado ante ellos, su gesto transmitía esa humildad y sencillez que le eran propias.
Con el tiempo fue venciendo la timidez y pedía permiso a los protagonistas para retratarlos. Se dice que tenía un encanto personal tremendo y una gran capacidad para conectar con la gente. Siempre le daban permiso para dejarse retratar.
El trabajo que más gloria y disgustos le trajo, fue “El beso del hôtel de Ville” (1952). La famosa foto de la joven pareja besándose ante el Ayuntamiento de París que tanto ha fascinado.
La imagen pertenecía a una serie que realizó por encargo para la revista Life para mostrar al mundo cómo París volvía a ser la capital del amor después de la guerra. El objetivo se consiguió con creces, hasta llegar a considerarse imagen patrimonio sentimental de la humanidad.
En 1988 una revista francesa volvió a sacar la foto en portada preguntándose qué sería de aquellos jóvenes. Doisneau tenía 76 años entonces y estaba casi retirado.
Para desencanto de los observadores, decir que los protagonistas en esta ocasión eran dos actores posando: La actriz francesa Françoise Delbart y Jacques Carteaud, con 20 y 23 años respectivamente. Eran estudiantes de arte dramático y novios entonces.
La fotografía se subastó en 2007 por 184.960€ (acto organizado por La Casa Artcurial Briest-Poulain-Le Fur). El comprador fue un coleccionista suizo anónimo.
Françoise Delbart demandó a Doisneau. Jacques Carteaud, el protagonista masculino de la imagen, que por entonces era su pareja, declaró a favor del artista y tras un larguísimo juicio, ella acabó perdiendo.
Se dice que a Robert Doisneau este episodio “le costó la vida” y que nunca pudo entenderlo.
«Hay imágenes que envejecen bien y que envejecerán cada vez mejor. Esas son las buenas fotos». Robert Doisneau.